Cirque du Soleil
Origen del nombre
El nombre Circo del Sol surge de forma muy sencilla y espontánea cuando Laliberté con motivo de un viaje que había realizado a Hawai, observa una puesta del sol. Luego viendo un diccionario de símbolos encontró que el significado del sol era juventud, dinamismo y energía. Conceptos estos que evocaban parte del espíritu que había detrás de sus espectáculos y de las personas que había detrás de ellos.
Pocas son las personas que llegan a conocer o a saber cuál es ese oficio que podría representar su gran pasión, y todavía menos, aquellas que conociendo eso que más les mueve o les motiva hacer en la vida, pueden darse el lujo de vivir de ello.
Y es que cuando se ama suficientemente lo que se hace, el dinero pareciera no ser algo tan importante o hasta en cierta medida podría decirse que pasa a un segundo plano.
Guy Laliberté, el fundador del Circo del Sol, nunca imaginó crear una marca del alcance y el valor que hoy en día tiene su espectáculo. Él tuvo el valor de revelarse contra el mundo y perseverar en un oficio que si bien podía no ser muy lucrativo, era parte de su estilo de vida y de aquello que realmente amaba y disfrutaba hacer.
El inicio de todo
Gran parte de su vida Laliberté fue un artista callejero.
Su gusto por el arte comenzó tempranamente desde el colegio y se prolongaría hasta el momento en que habría de convertirse en un reconocido empresario. Durante gran parte de la juventud, Guy transcurriría entre los escenarios urbanos tocando el acordeón y la armónica en un grupo de folk en su país así como realizando actos en solitario como los que llegó a desempeñar durante una travesía por Europa.
En cierta forma Guy siempre mantuvo una fascinación por ese tipo de arte expresado a través de los espacios más cotidianos e informales a los que se puede exponer un artista. Aun cuando a su regreso de Europa estuvo a punto de trabajar en una planta hidroeléctrica que al final no resultó debido a una huelga, Laliberté tomó la decisión de no volver a buscar trabajo y dedicarse a lo que había hecho siempre, el arte callejero.
De la mano con sus amigos Daniel Gauthier y Gilles Ste-Croix, Laliberté empieza a trabajar en algunas ferias y eventos que ellos mismos organizaban. Sin embargo el poco presupuesto con que contaban para llevar a cabo sus diferentes iniciativas y proyectos hacía que con frecuencia se tuvieran que ingeniar la manera de conseguir los recursos necesarios para poner en funcionamiento sus ideas.