Conciertos / Clásica

. Maestros de la Capilla Real en el siglo XVIII

LEONARDO ROSSI & ALEJANDRO CASAL

Ficha Artística
LEONARDO RODRIGUEZ ROSSI, violín barroco

ALEJANDRO CASAL, clave (copia de Joachim José Antunes, Lisboa)

MAESTROS DE LA CAPILLA REAL EN EL S.XVIII. NOTAS AL PROGRAMA

La Capilla Real era la institución musical española más importante en torno a la cual se organizaba la actividad musical profesional. Al igual que otras monarquías europeas, la música en la corte constituía una referencia, tanto profesional como artística, ofreciendo posibilidades laborales y convirtiéndolo en uno de los destinos más codiciados por los músicos de la época. Aunque el cometido principal era atender las celebraciones religiosas, los músicos atenderán también otras necesidades musicales de la corte, como la música escénica o la de cámara. De esta manera, el gusto concreto de cada monarca determinará la actividad de la Capilla: desde la gran afición de Felipe V y Fernando VI a la predilección por la música de cámara de Carlos IV (quien será también intérprete) hasta el desinterés de Carlos III (preferirá otras actividades como la caza). 

La sede de la Capilla estaba en el Real Alcázar hasta su destrucción por un incendio en 1734. Hasta la construcción del nuevo palacio, en 1764, los actos se celebrarán en el Buen Retiro. En cuanto a sus miembros, la Capilla Real era, con diferencia, la más amplia en comparación con otras del momento. El acceso a la misma se realizaba tras superar unas durísimas pruebas de oposición, de las que se conservan piezas escritas para tal ocasión. 

La Capilla Real comenzó a incorporar violinistas italianos con cierta profusión desde que llegaron los Borbones en 1700. De entre ellos, cabe destacar la figura de Miguel Geminiani (hermano del más conocido Francesco, que desarrolló su actividad en Inglaterra) quien prestó sus servicios hasta 1758 y serviría de estímulo para los músicos españoles. Maestros como Jaime Facco, Francisco Corselli, teclistas como Scarlatti, Albero o Nebra, operistas como Coradini o Conforto crearán un repertorio con características propias. En este programa nos centramos en la música escrita durante el reinado de Fernando VI (1746-1759). 

José Herrando (1720-1763) fue el violinista más importante del siglo XVIII español. En 1756 publica en Madrid, más tarde lo hará en París, su célebre método Arte y puntual explicación del modo de tocar el violín con perfección y facilidad, coincidiendo con otros textos publicados en otros lugares (Geminiani, Mozart). Hoy sólo conocemos unas doce sonatas para violín. Incluimos en nuestro programa la Sonata intitulada “El jardín de Aranjuez en tiempo de primavera, con diversos cantos de páxaros y otros animales”, que son anunciados cuando aparecen y en la que se escucha también el viento y el rumor del agua en el Tajo. 

Francisco Manalt (c. 1720-1759) ingresó en la Capilla Real en 1737. Publica en Madrid, en 1757, su Obra harmónica en seis sonatas de cámara de violín y bajo solo, dedicadas al Duque de Osuna. En ellas aparecen elementos del Empfindsamkeit, corriente sentimental desarrollada en el norte de Alemania durante el siglo XVIIII con estrecha relación con el estilo galante francés. 

El segoviano Juan de Ledesma (c. 1713-1781) ingresó en la Capilla Real en 1749 como especialista de violín o viola, aunque se había formado en el entorno del infante don Fernando (futuro rey Fernando VI), ya que “tuvo la honra desde chiquito de ser admitido en el cuarto de Su Magestad siendo Infante, quien dispuso fuese colegial en el Colegio de Su Magestad, en donde ha sido enseñado y educado”. 

Sebastián de Albero (1722-1756), del que este año se cumplen 300 años de su nacimiento, dejó una escasa pero magnífica obra para clave en dos colecciones: Obras para clavicordio (seis Recercatas, Fugas y Sonatas), dedicadas a Fernando VI y 30 Sonatas (conservadas en la Biblioteca Marcaiana de Venecia). La Fuga segunda, que se interpretará en este concierto por primera vez en tiempos modernos, está incluida en un manuscrito anónimo conservado en la Biblioteca del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y atribuida a Albero por Carlos Andrés Sánchez Baranguá en su Tesis sobre el autor. Por su parte, las Recercatas, son piezas escritas a modo de preludios en un claro estilo improvisatorio (“Ad libitum”) sin barras de compás que recuerdan a los préludes non mensurés de los clavecinistas franceses del s. XVII o a las fantasías de C.P.E. Bach.

Finalmente, para José de Nebra (1702-1768), debido a sus reconocidos méritos, se crea en 1751 la plaza de vicemaestro de música de la Capilla Real. Unos años más tarde, en 1761, reinando ya Carlos III, se le concede el cargo de maestro de clave del infante D. Gabriel, actividad en la que será sustituido por su discípulo Antonio Soler.

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