Conciertos / Clásica

. Ecce Homo

Evento concluido
Dom 20
Mar 2022
20:00h
Sevilla

Evento de . Ecce Homo


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ANDREAS SCHOLL & DIVINO SOSPIRO

Programa

Ecce Homo. Cantatas sacras y profanas para alto de Vivaldi y Bach

Antonio Vivaldi (1678-1741)
Cessate, omai cessate RV 684
I. Recitativo (Largo e sciolto): Cessate, omai cessate
II. Aria (Larghetto): Ah, ch’infelice
III. Recitativo accompagnato (Andante): A voi dunque ricorro
IV. Aria (Allegro): Nell’orrido

Sinfonia para cuerdas y bajo continuo en si menor RV 169 Al Santo Sepolcro
I. Adagio molto
II. Allegro, ma poco

Filiae mestae Jerusalem – Introduzione al Miserere RV 638
I. Recitativo (Adagio): Filiae mestae Jerusalem
II. Aria (Largo): Sileant Zephyri
III. Recitativo (Adagio): Sed tenebris diffuses – Ad dum satis

Johann Sebastian Bach (1685-1750)
Sinfonia de la Cantata Ich steh mit einem Fuß im Grabe BWV 156

Sinfonia de la Cantata Ich hatte viel Bekümmernis BWV 21

Cantata Ich habe genug BWV 82
I. Aria: Ich habe genug
II. Recitativo: Ich habe genung
III. Aria: Schlummert ein
IV. Recitativo: Mein Gott!
V. Aria: Ich freu mich auf meinen Tod

La mayoría de las cantatas para voz solista de Antonio Vivaldi llevan un acompañamiento de continuo, pero algunas adjuntan un conjunto instrumental. De estas, cinco son para voz de soprano y cuatro para voz de alto. Entre ellas, posiblemente la más difundida sea Cesssate, omai cessate, característica pieza arcádica en la que un pastor se lamenta por el recuerdo infausto de su ingrata y adorada Dorilla. De datación inconcreta, aunque se asocia a la última etapa del compositor, Vivaldi estructura el texto en dos dípticos recitativo-aria, el primero precedido por un breve ritornello a manera de introducción. Como era habitual, las dos arias son da capo y tienen caracteres contrastados. La primera, marcada como Larghetto, es patética y destaca por el pizzicato de la cuerda (salvo un violín y el violonchelo en el bajo) que bien podrían representar las lágrimas del protagonista; la sección B está señalada Andante molto y se toca con arco y los violines divididos (en la parte A, están escritos al unísono). La segunda aria es de bravura, con agitadas subidas y bajadas continuas de la cuerda y una escritura vocal más melismática.

El equivalente de la cantata en el ámbito sacro fue el motete. En la Venecia de principios del siglo XVIII lo normativo era que los motetes se estructuran en dos arias con sus recitativos y un “Aleluya” conclusivo, pero además de motetes, Vivaldi escribió una serie de Introduzioni, que se diferenciaban de los motetes en la ausencia del Aleluya final y a veces de la segunda aria. Como su propio nombre genérico indica, estas introduzioni se utilizaban delante de obras sacras litúrgicas más extensas, especialmente salmos, como el Miserere, al que en 1715 Vivaldi adjuntó este Filiae mestae Jerusalem, una obra de imponente dramatismo, con dos recitativos acompañados en do menor plagados de disonancias que escoltan un anhelante Largo en fa menor.

Escrita en si menor, presumiblemente para alguna celebración de Semana Santa en el Ospedale della Pietà, la Sinfonia al Santo Sepolcro es una típica sonata da chiesa que simplifica sus tradicionales cuatro movimientos en dos: un preludio lento lleno de suspensiones y silencios que queda armónicamente abierto sobre la dominante y al que sigue un Allegro de carácter imitativo.

En sus ciclos de cantatas corales escritos durante sus primeros años en Leipizg, Johann Sebastian Bach cerró un modelo de cantata que solía articularse con un coro de apertura, un coral de salida y una serie de números solistas (recitativos y arias) entre medias, pero aquel modelo era por supuesto flexible y a veces admitía alguna introducción instrumental. Es el caso de la cantata catalogada como BWV 156, que fue escrita para el tercer domingo después de Epifanía presumiblemente en 1729. Para aquella ocasión, Bach utiliza como apertura un movimiento lento de concierto que seguramente escribió en Cöthen para el violín y que luego transcribiría para el clave en la tonalidad de fa menor, como se ha conservado con el número de catálogo BWV 1056. En el caso de la cantata, la voz solista la adjudica Bach al oboe, que desarrolla su cantinela sobre un acompañamiento balanceante de la cuerda.

Bien distinta es la cantata BWV 21, escrita por Bach en 1714, cuando era organista y maestro de conciertos en Weimar. Se trata de una grandiosa composición en dos partes que requiere un gran dispositivo instrumental: incluye tres trompetas, timbales, cuatro trombones, oboe, fagot, cuerda y continuo. La Sinfonia resulta en cualquier caso mucho más austera, pues es una melancólica pieza para oboe con acompañamiento de la cuerda y el continuo que bien podría derivar, como BWV 156, del movimiento lento de un concierto perdido.

Escrita originalmente en 1727 para la Fiesta de la Purificación de la Virgen, de la cantata Ich habe genug han quedado varias versiones: la original es para voz de bajo con oboe obligado, cuerda y continuo; en 1731 Bach la adaptó a la voz de soprano y cambió el oboe por una flauta en el acompañamiento (la tonalidad pasó entonces de do menor a mi menor); en 1740 el compositor hizo una nueva versión otra vez para el bajo, pero esta vez, con un oboe da caccia. Entre medias hay noticias de otra versión para una voz intermedia entre la de soprano y la de bajo, y por eso se ha convertido también en una pieza habitual en el repertorio de los altos.

La obra tiene una estructura singular, con tres arias y dos recitativos intermedios. En la primera aria, bipartita, con un ritornello que introduce, separa las dos secciones y les pone fin, resuena la petición de piedad que tanto recuerda a la famosa aria de alto de la Pasión según San Mateo (“Erbarme dich”). El recitativo y el aria que siguen aparecen en uno de los cuadernos de Anna Magdalena, segunda esposa de Bach, pero la investigación ha mostrado que fueron añadidos después de 1730, por lo que parecen originales para esta cantata. En origen, el aria, que esta vez es da capo, prescinde del oboe (aunque Bach volvería a recurrir al instrumento obligado en la última versión de la obra): es ahora la cuerda y el continuo (con órgano, especificado) los que dialogan con la voz con una dulzura y una serenidad extasiantes. Entre los innumerables gestos retóricos de la obra podría destacarse el descenso al registro grave de la voz cuando en el segundo recitativo llega a la palabra “Erde” (“tierra”). El aria de cierre, otra vez con el oboe, doblado por el violín o en diálogo con la cuerda, contrasta por su exultante alegría, marcada desde el inicio con largos melismas sobre “freu” (“me alegro”).

Pablo J. Vayón


ANDREAS SCHOLL & DIVINO SOSPIRO

Andreas Scholl, contratenor “Andreas Scholl tiene la voz de contratenor más culta del mundo. Durante sus tres arias de Haendel, unas 6.000 personas apenas se atrevieron a respirar” (The Times). Artista nominado al Grammy, ha ganado numerosos premios y galardones, incluido el Premio Cultural del Estado de Hessen, que le fue otorgado junto con su esposa, la pianista Tamar Halperin, el Premio Echo, el Premio Gramophone y el Premio Edison. En 2005, fue el primer contratenor en aparecer en la Last Night de los Proms. Durante una carrera que abarca tres décadas, Andreas Scholl ha lanzado una serie de grabaciones en solitario extraordinarias que incluyen Wanderer, un disco de canciones alemanas en colaboración con Tamar Halperin; O Solitude, un álbum de Purcell con Accademia Bizantina que ganó el premio BBC Music Magazine en 2012; Arias for Senesino; Heroes, un disco con arias de Haendel, Mozart, Hasse y Gluck, A Musicall Banquet de Robert Dowland; Arcadia, una colección de cantatas raras e inéditas de compositores de la Academia de la Arcadia de Roma; Wayfaring Stranger, una selección de canciones populares inglesas y americanas especialmente arregladas con la Orpheus Chamber Orchestra; Cantatas de Bach con la Orquesta de Cámara de Basilea; Motetes Vivaldi con la Orquesta Australiana de Brandeburgo, todos publicados en Decca. Su discografía también incluye grabaciones para Deutsche Grammophon – Solomon y Saul de Heandel con Paul McCreesh– y para Harmonia Mundi, incluyendo Stabat Mater de Vivaldi; Maddalena ai piedi di Cristo de Caldara y Crystal Tears, canciones con laúd y consort de violas de John Dowland. Sus lanzamientos en DVD incluyen producciones de Giulio Cesare (tanto para Decca como para Harmonia Mundi), Rodelinda (Warner) y Partenope (Decca). Small Gifts of Heaven, una colección de arias para voz contralto de J. S. Bach respaldada por dos de los conciertos de Brandeburgo, fue una colaboración con Dorothee Oberlinger y Ensemble 1700 y se publicó en Sony. Lo más destacado de los últimos tiempos es una gira con The Twilight People, un nuevo programa de recitales diseñado en colaboración con Tamar Halperin, que han llevado a las salas del Concertgebouw, deSingel y Wigmore Hall, entre otras. Hizo también un recital con Edin Karamazov en la serie Les Grandes Voix de la Salle Gaveau y regresó al Conservatorio Estatal de Moscú para un concierto con la Orquesta de Cámara Musica Viva y Alexander Rudin. Scholl cantó su papel operístico característico, el de Giulio Cesare, en su debut en la Ópera de Frankfurt, así como en el Theatre des Champs-Elysées y en el Festival de Salzburgo de 2012 (junto a Cecilia Bartoli). También apareció como Bertarido en el que hizo su debut tanto en el Festival de Ópera de Glyndebourne como en el Metropolitan Opera (junto a Renée Fleming). Sus actuaciones en concierto han incluido apariciones con la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Nueva York, la Orquesta del Concertgebouw, la Sinfónica de Boston y las más importantes orquestas barrocas del mundo. Es invitado habitual de numerosos grupos de cámara, incluidos la orquesta de Cámara de Basilea, la Orquesta de Cámara de Zúrich, los Tel Aviv Soloists y la Vienna Morphing Orchestra, con quienes ha trabajado extensamente en las obras de Arvo Pärt, repertorio que planea grabar con el grupo. Nacido en una familia de cantantes en Eltville on the Rhine, cerca de Wiesbaden, la primera formación musical de Andreas Scholl fue con el Kiedricher Chorbuben, un coro con una tradición de 650 años. Más tarde pasó a estudiar con Richard Levitt y René Jacobs en la Schola Cantorum Basiliensis. 

 

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